La potencia del diafragma
Reorganización postural y embarazo
Escribe Anabella Lozano
Optimista por naturaleza, el músculo diafragma toma el ritmo y el pulso respetuoso de cada quien y busca camuflarse con “perfil bajo” cuando no hay quien sea testigo de su presencia y puede esperar aunque no siempre pacientemente, a ser escuchado. Hace su tarea como un trabajador puntual, riguroso e incondicional, de esos que hasta pueden vivir sin ser especialmente valorados o reconocidos y haciendo “las cosas sin fe pero como un reloj” (Federico García Lorca – La Casa de Bernarda Alba)
No pregunta, no cuestiona, hace. Aunque eso no lo hace menos sensible. Su potencia radica en su profunda sensibilidad y escucha de nosotros y nosotras mismas. No reflexiona y por eso no se detiene, avanza hacia el futuro y da seguridades de llegar hasta el final hasta lo último de lo último. De hecho él es el último en moverse, el que podríamos decir tiene hasta la responsabilidad del final, la de apagar la luz y el movimiento.
Es enorme, nos abarca, nos protege, nos divide, nos une y nos envuelve, nos habita y nos da forma. Es inmenso y sin embargo es un gran desconocido de la historia propia y de otros. Es quien nos expande o nos reduce, es la materia de nuestras emociones, es la fibra de nuestras tensiones, y quien se dispara cuando lo amenaza una situación que inquieta. Es nuestro aliado incondicional y es nuestra experiencia hecha pulso y movimiento.
En nosotras es nuestro borde y nuestro contenido, depende de qué lado lo mires, pero no hay duda que ES donde se imprime nuestra manera de estar en la vida.
Desarrollo en clave anatómica
Se sabe fuerte y con fibras verticales que recubren las costillas y un tejido fibroso y blanco, llamado centro frénico, que lo organiza en la parte superior, dividiendo el cielo de la tierra. El corazón del estómago, los órganos vitales de los viscerales. Masajea al corazón y al hígado entre los órganos más cercanos, insufla a los pulmones cuando inspiramos y los reduce cuando exhalamos. Sin él nada, con él todo va y viene. Fluye.
Ahora bien, qué es lo que sucede que tan poco sabemos de su existencia. Sabemos que lo regula el Sistema Nervioso Autónomo y que a la vez se puede modificar voluntariamente así que sin duda es voluntad y es inconciente. Su maleabilidad es su virtud. Se muestra si lo llaman, se llama al silencio, aunque no a detenerse, si no lo reconocen.
Por él atraviesan la sangre venosa y arterial, vena cava y arteria aorta, y por el esófago que queda abrazado por sus pilares principales pasan los nutrientes hacia el estómago.
Haciendo cavidad y contacto con el bebé.
Las personas conocemos poco de su mecánica, su funcionamiento, su vitalidad e importancia y con los años hemos descubierto que entenderlo suma mucho para conocer nuestro patrón y gesto respiratorio.
No alcanza la voluntad para modificarlo pero ponerle una atención aguda ayuda mucho a la autoregulación.
El diafragma es quien presenta atendiendo ciertas formalidades a la mujer-madre con el/la bebé y va aportando con su ritmo calidad al tono de base del bebé a través de su contacto con el útero y a través de este con el bebé.
Aunque el diafragma no está solo en esto de mover y dar sostén, ya dijimos que los órganos reciben su movimiento tanto los que se ubican por arriba o por debajo del centro frénico, ya que en el suelo de la pelvis encontramos otro fiel trabajador en equipo, el periné o diafragma del suelo de la pelvis, uno es cóncavo y el otro convexo y entre ellos se expande y crece el útero que acompaña al bebé en su crecimiento diario. Son vecinos lejanos, se saben compartiendo la marea y el pulso, y se conocen más de cerca durante el embarazo, ya aunque se saben compañeros aquí realmente arman su trama profunda de contacto y fluir. No están solos, ha llegado un nuevo ser que los limita, los pone a prueba y les da por un tiempo limitado en el tiempo, un lugar fundamental: el de contener, contactar, dialogar y recibir a los bebés. Así como también el de soltarlos cuando llegue el momento. El periné tiene la capacidad de retener y de soltar a través de los esfínteres que lo componen. Llegado el momento el diafragma deberá soltar al útero y el periné deberá darle paso al bebé.
Es decir que el contacto que entre ellos se produce, fluye y se irradia, es generador de cambios del tono y dará sustento al tono de sus tejidos los que organizarán a los patrones de movimiento.
Anabella Lozano es Prof. Universitaria de Artes en Danza – Expresión Corporal. (UNA) Docente y formadora en Esferodinamia, Educadora Somática. Docente invitada en la Carrera de Kinesiología (U. Maimónides). Formadora en Institutos Terciarios de Educación Física, UFLO y C. C. Rojas, UBA. Fundadora de Esferobalones Escuela de Esferodinamia. [email protected]