Cadenas musculares rectas y cruzadas

Postura y movimiento

cadenas musculares rectas y cruzadas

escribe Marta Jáuregui

Es importante destacar que las cadenas están conformadas por músculos y fascias (por eso su denominación completa es cadenas miofasciales) y hay que tener en cuenta que las que cruzan de un lado al otro del eje del cuerpo, son las fascias, que dan continuidad, y no los músculos, que están dispuestos en forma simétrica a cada lado de nuestro eje.

Las cadenas rectas tienen una función primordialmente postural y de autocrecimiento en la bipedestación. Analizándolas como un sistema antigravitacional, operan estructurando y repartiendo la energía del trabajo muscular. Los centros fibrosos dorsolumbar, diafragmático, abdominal y perineal, funcionan como puntos de convergencia de las contracciones musculares o zonas tensoras de apoyo para contracciones excéntricas.

Las cadenas cruzadas, en cambio, tienen una función de movimiento.

De hecho, en nuestra evolución, podemos incorporarnos y “despegarnos” progresivamente del suelo gracias a la acción de nuestras cadenas rectas y el control de nuestro sistema antigravitatorio, mientras que cualquier desplazamiento, desde la exploración que hace la cabeza hacia los lados o el alcance de objetos con las manos, hasta la marcha sobre los pies, depende del accionar de nuestras cadenas cruzadas.

Mientras las cadenas rectas nos configuran en un plano sagital, las cruzadas nos permiten las diagonales y nos integran al mundo de tres dimensiones.

Por su función primordial de movimiento, los músculos que forman estas cadenas dinámicas, tienen predominio de fibras fásicas, por lo que son más pálidos que que los de actividad tónica y con un rango mucho mayor de contractilidad o acortamiento.

En el tronco, las cadenas cruzadas permiten las torsiones cuyos ejes van de un hombro a la cadera contraria. El cruce de estos ejes es a la altura de la tercera vértebra lumbar (L3) por detrás y del ombligo por delante. La disposición de las fibras musculares es oblicua, con una continuidad que “conecta” el hemitórax de un lado con la hemipelvis del otro, es decir las dos mitades de cintura escapular con las dos mitades opuestas de cintura pelviana.

Estas cadenas están por delante y por detrás.

Las anteriores, incluyen a las fibras que se direccionan sobre estos ejes cruzados: oblicuo menor derecho, mayor izq., intercostales superficiales izq., pectorales izq. y serrato mayor izq. La otra, a los mismos músculos del lado opuesto.

Las posteriores incluyen a las fibras diagonales iliolumbares del cuadrado lumbar derecho, las costolumbares del izquierdo, intercostales profundos izquierdo y serrato inferior izquierdo. La otra, ídem del lado opuesto.

Esta acción de espiralar al torso, se completa y complementa con la movilidad de las cinturas escapular y pelviana, para la rotación de miembros superiores e inferiores. En estos movimientos, intervienen los músculos que movilizan escápulas, hombros, pelvis y caderas.

 

 

Por su disposición, y por trabajar en acople con las cadenas rectas, como elementos de fijación, la acción de las cadenas cruzadas anteriores es acercar por delante, el cuadrante superior de un lado, al inferior del lado opuesto, asociando una flexión anterior de enrollamiento. En tanto, las cadenas cruzadas posteriores, acercan por detrás, a los cuadrantes opuestos, generando una extensión o desplegamiento de la columna.

Vale la pena remarcar la existencia de dos planos de fibras musculares, que entrecruzan sus direcciones:

El oblicuo mayor tiene fibras superficiales, que van de afuera y arriba hacia la línea media y abajo, mientras el oblicuo menor, más profundo, tiene fibras de afuera y abajo hacia arriba y adentro (es decir hacia la línea media).

Los intercostales superficiales son diagonales hacia arriba y atrás, y los inercostales profundos, hacia arriba y adelante.

Los cuadrados lumbares tienen fibras profundas de abajo y afuera hacia arriba y adentro y fibras superficiales de abajo y adentro, hacia arriba y afuera.

Esta malla de fibras musculares tiene continuidad a ambos lados de la línea media, gracias a estar conectadas a través de los espacios fibrotendinosos dorsolumbar y abdominal.

Siendo estos centros tendinosos, estructuras fundamentales del sistema antigravitacional, se deduce que el movimiento que generen las cadenas cruzadas estará influenciado por el grado de tensión del sistema antigravitacional. Esta es una prueba más de que el tono precede al movimiento.

Las cadenas cruzadas troncales se continúan con las flexoras, extensoras y rotadoras de miem-bros superiores e inferiores. Todas estas estructuras dinámicas tienen además, distinto grado de flexibilidad o hipertonía, según la función que cumplen. Así es que se describen las Hegemonías, que dan categoría por la intensidad y frecuencia en su uso.

Los músculos con función antigravitatoria, los inspiradores y los prensores, por su casi constante requerimiento de acción, tienden a la hipertonía, así como los que son poco requeridos, pierden fuerza. El estudio de este mapa funcional, es el que permite diseñar un trabajo corporal preventivo y terapéutico, en relación a nuestro sistema miofascial y nuestra actitud postural.


La Dra. Marta Jáuregui es médica clínica y junto al profesor Claudio Cravero desarrolla el método de Esferointegración.